El futuro seguro de los jovenes

LO QUE ES EL FUTURO DE LOS JOVENES
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Vamos a repasar para ellos, lo que les ocurrirá a todos sin excepción. En primer lugar en algún momento después de los 50 años, dependiendo de la genética personal y sus hábitos de vida, las encias se retiran, perdemos nuestro cabello, nuestras glándulas salivales se tambalean y los dientes crecen frágiles y se rompen/quiebran o se caen. Nuestra piel se vuelve más delgada, menos flexible y las arrugas se hacen más visibles. El higado pierde su color debido a las manchas de la edad.
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Nuestros huesos pierden densidad y se encogen en tamaño, mientras que las articulaciones se hinchan. Nuestros hombros se caen hacia delante, y se adquiere una joroba incipiente. Los músculos se van atrofiando y se consumen por lo que perdemos movilidad, velocidad y reacción, a medida que crecen estos musculos progresivamente más débiles. Nuestro equilibrio y la audición se deterioran. Nuestros ojos estan ahora más secos y nuestro cerebro pierde parte de su capacidad de concentración, asi que estamos más propensos a caer y que nuestros huesos se rompan con mayor facilidad.
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Si nos enfermamos o herimos, nuestra curación ahora es más lenta y somos más vulnerables a las infecciónes, a medida que nuestros niveles hormonales van cambiando. Los fallos de la memoria ya son aceptados como normales por nuestro cerebro y la mayoría de nosotros, en realidad casi todos, desarrollaremos cierta demencia, si logramos vivir lo suficiente para ello. Esta es lo que los jovenes llaman la edad de oro. En ese momento, el vivir hasta los 120 años que dicen vivió Moises, es mas un castigo que un premio.
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Pero todo esto podría no ser asi. He pasado años leyendo sobre los avances en la prolongación de la vida y habría algunas cosas que deberiamos estar probando para cambiar este destino. Lo que encontramos y dicen los científicos de Stanford, Harvard, USC, Wake Forest, Universidad de California en Berkeley, San Francisco, la USC y la Universidad de Cambridge, en el Scripps Institute, la Fundación de Investigación SENS, y el Instituto Buck de Investigación sobre el Envejecimiento son unánimes en este tema: la ciencia ya esta en condiciones y ha adquirido cierta modesta capacidad de intervenir con éxito en el proceso de envejecimiento, para retrasarlo y revertir algunos de sus efectos.
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¿Cuál es el problema pensará usted?. Es el mismo que hace que las guerras continuen y el hambre siga matando gente en todo el mundo: no usamos toda nuestra inteligencia en la vida. Ignoramos todas estas cosas porque vivimos leyendo noticias policiales o mirando novelas televisivas. El lograr que estos conocimiento pasen de los laboratorios cientificos a las clinicas de los medicos requiere de un mayor apoyo y una mayor consciencia publica en nuestros políticos para dirigir recursos al área pertinenete. Sobre todo, la velocidad en que esas tecnologías podrían ser usadas, depende de ello: consciencia publica de la sociedad y apoyo económico. Simple, pero a la vez triste, pues esto, dificilmente cambie en nuestro breve paso por este mundo.
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Si los procesos de avances en los conocimientos no se ven interrumpidos por el algún desorden, problema político, desastre económico o cualquier otra razón, es de esperar, que estos avances transformen el mundo en que vivimos dentro de poco y dramaticamente, de manera irreversible, tales como ocurrió con la creación de los motores de combustión interna, la electricidad, el transistor, la energía nuclear y otros conocimientos hicieron. Pero debemos ser conscientes que nuestras instituciones sociales existentes y sociedades con sus estructuras legales y reglamentos vienen en muchos casos, del siglo 18, es decir de la década de 1770 y aún antes. Esas ideas tanto legales, como políticas y económicas fueron pensadas para el mundo de ese momento, donde las matematicas y la ciencia eran mucho más lentas que hoy. La falta de gente o periodistas cientificos formados es también un problema enorme para que la sociedad se entere y salga de su estado somnoliento: la consecuencia directa es que nuestros medios de noticias tradicionales, cuya tecnología es del siglo XVI (la imprenta) ya no funciona en el presente.
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